Desde hace varios días, medios de información nacionales e internacionales se están haciendo eco de la situación de la crisis alimenticia que golpea al cuerno de África y más concretamente a Somalia, numerosas pérdidas materiales y humanas y miles de exiliados a otros países, como Kenia o Etiopía, son el resultado de la crisis que asola al país africano.
La mayoría de noticias a las que he tenido acceso centran su información en torno al hambre y a la crisis alimenticia que el país ha sufrido durante los últimos dos años como consecuencia de la sequía extrema de la zona. Pero seamos realistas, no se trata sólo de un problema medio ambiental, existen miles de factores externos que están impidiendo el desarrollo de Somalia y están provocando consecuencias irrevocables en el país.
El problema se centra en la privatización de los recursos naturales, en la propiedad privada y el acceso a la tierra fértil. Sin duda, estos factores se repiten una y otra vez en los países del sur, pero en algunos como Somalia, la situación se agrava si se mezclan con un conflicto bélico interminable y un clima extremo que dificulta el desarrollo económico de los colectivos más desfavorecidos. Un cóctel imposible para un país que, poco a poco, se agota ante la mirada de los otros, los impasibles.
La deuda externa también ha dificultado el desarrollo económico del país provocando la concesión o venta a otros países de las zonas más fértiles para auto-abastecimiento productivo y exportación de los recursos. Esto ha ocasionado que miles de agricultores y ganaderos hayan tenido que abandonar sus territorios quedando en una situación de absoluta necesidad, algunos han muerto y los más afortunados han podido exiliarse junto a sus familias a países fronterizos en los que los organismos internacionales y ONGD han centrado su ayuda por la dificultad de acceso a Somalia ante las constantes amenazas de los grupos terroristas radicales.
Foto: Pura Narváez de la Peña
Todo se resume a un problema de acceso a la tierra y a una mala distribución de los recursos. Por desgracia, la historia se repite una y otra vez, hoy es Somalia, pero mañana puede ser cualquier otro país del Sur.
La solución está en las manos de los Gobiernos nacionales e internacionales, la apuesta es clara, hay que mirar por el desarrollo económico y social pero desde abajo, desde los sectores más desfavorecidos, impulsando políticas que aboguen por el desarrollo comunitario y que defiendan el acceso a la tierra y la capacidad de decisión de los países del sur sobre sus recursos naturales. La globalización económica ha beneficiado a los intereses privados que tienen el control económico de estos países y las consecuencias son pagadas cada día por millones de personas inocentes: mujeres, niños, ancianos, etc. No podemos mirar a otro lado y seguir beneficiándonos de su debilidad. Es urgente un cambio, África lo necesita, el sur, lo necesita.
La solución está en las manos de los Gobiernos nacionales e internacionales, la apuesta es clara, hay que mirar por el desarrollo económico y social pero desde abajo, desde los sectores más desfavorecidos, impulsando políticas que aboguen por el desarrollo comunitario y que defiendan el acceso a la tierra y la capacidad de decisión de los países del sur sobre sus recursos naturales. La globalización económica ha beneficiado a los intereses privados que tienen el control económico de estos países y las consecuencias son pagadas cada día por millones de personas inocentes: mujeres, niños, ancianos, etc. No podemos mirar a otro lado y seguir beneficiándonos de su debilidad. Es urgente un cambio, África lo necesita, el sur, lo necesita.
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