Ayer por la noche estaba viendo el informativo en casa cuando una noticia llamó mi atención y me sorprendió por su contenido...
Bolivia.- Más de 1500 personas (entre grupos indígenas y ecologistas) habían comenzado a marchar desde la ciudad de Trinidad hasta La Paz, durante más de 30 días y con una distancia de 600 km, con el único objetivo de defender sus derechos y los de la "Pachamama".
El conflicto surge cuando Evo Morales, presidente de Bolivia y de origen Aymara, aprueba la construcción de una carretera que unirá Brasil y Chile y destruirá más de 500.000 árboles de la reserva natural del Parque Isiboro Sécure (TIPNIS).
Tipnis es una zona de amplia biodiversidad natural, localizada en el pulmón amazónico y dónde actualmente residen más de cuatro mil familias pertenecientes a tres pueblos indígenas (Yuracaré, Chimán y Trinitaria) cuyos orígenes y vida tradicional, basada en la caza, la pesca y la agricultura de subsistencia, están amenazados ante la construcción de una carretera de más de 300 km de longitud y cuya financiación está en manos de intereses privados brasileños.
Foto: Paperblog
Después de leer una y otra vez las informaciones que llegan desde Bolivia, sigo sin entender cuál es la motivación que el presidente, Evo Morales, tiene para aceptar el proyecto y dar vía libre a la construcción de dicha carretera. En contra de sus orígenes aymaras, su discurso indigenista y la defensa ambiental de su territorio, ¿Evo ha decidido sucumbir a los intereses capitalistas y privados para exponer el bienestar de los pueblos originarios y de sus recursos naturales? Se comenta que existen ciertos intereses a nivel económico. En 1993, Repsol ya hizo una primera incursión fallida con la finalidad de acceder y explotar la reserva de petróleo localizada en el norte del país.
Sin duda, la apertura de la carretera permitirá a numerosas empresas privadas (madereras, petroleras, productoras de coca, etc.) acceder a la reserva natural y "colonizar", una vez más, los recursos naturales en pro de los intereses monetarios y privados de empresas transnacionales de todo el mundo.
No se trata sólo y exclusivamente de un problema de infraestructuras, un problema económico o un problema político. La construcción de esta carretera, supondrá una brecha en los orígenes y la forma de vida tradicional de los pueblos indígenas de la zona oriental, la deforestación de miles de especies vegetales de bosque primario, supondrá la destrucción de una parte de la Amazonía como núcleo productor de oxígeno del planeta y refugio de miles de especies animales y vegetales.
No puedo evitar sorprenderme y alarmarme con las intenciones que el primer líder indígena del Gobierno Boliviano tiene con su país y con sus compañeros de lucha. En mi visión más soñadora, nunca pensé que fuera a caer en tal despropósito, contrario a todo lo que lleva predicando durante sus últimos cinco años de mandato. Parece mentira que haya olvidado cuando en la década de los noventa, era él como líder indígena, quién marchaba hacía la Paz en representación de los compañeros, a favor de la defensa de los intereses de los pueblos indígenas y en contra de la erradicación del cultivo ancestral de coca por los pueblos originarios.
Esperemos que todavía haya esperanza y que esa carretera no sea un muro más entre los intereses del Norte y del Sur.
Para terminar me gustaría dejar una frase de reflexión que dice "Todo se compra y todo se vende" pero creo que no merece la pena materializar aquello que jamás tuvo dueño.
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