Cada uno de diciembre, se repite la misma acción, las solapas de miles de personas de todo el mundo se tiñen de rojo para conmemorar el día mundial de la lucha contra el SIDA. El objetivo de este día es conseguir visibilizar la enfermedad e impulsar la investigación en torno a una vacuna definitiva que logre paliar sus efectos y controlar su propagación en todo el mundo.
Desde los años 80, década en la que se fechó el primer contagio por VIH, 60 millones de personas han contraído el virus en todo el mundo y más de 20 millones han muerto. De esos 60 millones de personas más de la mitad se han localizado en África. En concreto, en la zona subsahariana se registra el 67% de la población infectada por VIH y ésta representa más del 70% de la población total que no supera la enfermedad (Médicos Sin Fronteras).
Los avances y la investigación en torno al VIH han logrado frenar considerablemente el contagio en los países desarrollados, pero todavía existe un número muy alto de personas que no tienen acceso a la medicación. Según la Organización Mundial de la Salud más de 10 millones de personas en los países subdesarrollados no disponen de los recursos necesarios para controlar la enfermedad y no pueden superar sus efectos, lo que a la larga supone su sentencia de muerte. Para estos países la enfermedad supone no sólo un impacto en la salud de la población con menos recursos, sino también un impacto económico, social y cultural.
En África, la historia se repite una y otra vez, los niños y niñas quedan huérfanos, al amparo de sus familiares o de instituciones de acogida, portadores del VIH o no, sus padres contrajeron la enfermedad y murieron cuando todavía eran demasiado pequeños, muchos ni si quieran pueden recordarles y la mayoría son muy pequeños para comprender su situación.
En la actualidad los esfuerzos para afrontar el VIH se centran en seguir apoyando la investigación como la principal vía para lograr mitigar los efectos de la enfermedad. En los últimos años, la inversión pública para buscar nuevos medicamentos y vacunas ha disminuido y este hecho junto con el coste de los tratamientos, la dificultad de acceso y la falta de educación en materia de prevención hace que todavía quede mucho camino por recorrer hasta conseguir el control definitivo de la enfermedad.
La responsabilidad es grande y pasa porque seamos capaces de ver que el SIDA es una enfermedad global. El SIDA no tiene cara, no sigue esterotipos y ataca por igual a pobres y a ricos. El futuro de la enfermedad nos afecta a tod@s y su mayor reto es conseguir que la educación logre normalizar la visión que existe sobre el VIH y evitar que siga definiéndose como un virus mortal entre los más desfavorecidos.
En la actualidad los esfuerzos para afrontar el VIH se centran en seguir apoyando la investigación como la principal vía para lograr mitigar los efectos de la enfermedad. En los últimos años, la inversión pública para buscar nuevos medicamentos y vacunas ha disminuido y este hecho junto con el coste de los tratamientos, la dificultad de acceso y la falta de educación en materia de prevención hace que todavía quede mucho camino por recorrer hasta conseguir el control definitivo de la enfermedad.
La responsabilidad es grande y pasa porque seamos capaces de ver que el SIDA es una enfermedad global. El SIDA no tiene cara, no sigue esterotipos y ataca por igual a pobres y a ricos. El futuro de la enfermedad nos afecta a tod@s y su mayor reto es conseguir que la educación logre normalizar la visión que existe sobre el VIH y evitar que siga definiéndose como un virus mortal entre los más desfavorecidos.
Para ver:
"Yesterday"
"Mi vida con VIH"
Para más información:
OMS
ONUSIDA
Médicos Sin Fronteras
Algunas respuestas sobre el VIH
Datos y Estadísticas
Mapa Mundial de prevalencia VIH